En la actualidad hay evidencias que demuestran el efecto preventivo del ejercicio físico en relación con los factores de riesgo asociados con patologías de trascendencia en la vida moderna, como: Ejercicio y tabaco
- Enfermedad coronaria y vascular periférica
- Trastornos metabólicos como las dislipidemias y la diabetes Mellitus tipo 2
- Osteoporosis
- Enfermedades mentales como la depresión
También se han observado beneficios en el moldeamiento de efectos sobre otros componentes relacionados con estilos de vida nocivos para la salud como el hábito del cigarrillo y las dietas inadecuadas.
En la actualidad han sido demostrados diversos cambios moleculares, celulares y tisulares; con implicaciones positivas en varios sistemas (cardiovascular, nervioso, endocrino, osteomuscular, inmunológico etc.) producto del ejercicio en el tiempo.
Ejercicio y tabaco
En 1995 el CDC (Centro para el Control de la Enfermedad de los Estados Unidos) y El Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM) recomendaron que cada adulto debería acumular 30 minutos o más de actividad física de intensidad moderada, preferentemente todos los días de la semana; para generar las modificaciones fisiológicas en los sistemas descritos, demostradas por medicina basada en la evidencia. Posteriormente y para comienzos de este siglo; el ACSM y la Asociación Americana del Corazón (AHA), actualizaron esta recomendación; al puntualizar que la actividad física debería cumplir con las siguientes características; de tipo aeróbico, de intensidad moderada a vigorosa, y que incluyera un trabajo de fuerza muscular. Ejercicio y tabaco
Tabaquismo.
Durante las últimas décadas, el tabaquismo se ha convertido en una pandemia, es decir en uno de los problemas de salud más severos en el mundo. Esta enfermedad considerada como una adicción de riesgo voluntario; es muy difícil de controlar y de abandonar, ya que pasa a ser parte del estilo de vida de una persona; quien a pesar de reconocer el daño que le produce, no puede cambiar el “placer” pasajero que le genera el fumar, y de forma lenta y silenciosa, pero muy devastadora, el tabaco ocasiona daños irreversibles en la mayoría de órganos del cuerpo y precipita la aparición de varias enfermedades crónicas, degenerativas hasta causar la muerte prematuramente.
“ Cada año, el tabaco ocasiona cuatro millones de muertes en el mundo, lo que significa que cada día mueren 10.000 personas por enfermedades asociadas al tabaquismo.” OMS. Ejercicio y tabaco
El tabaco produce enfermedades mortales y discapacitantes, que supone un riesgo de muerte prematura considerablemente alto, en comparación con otras conductas de riesgo.
Se calcula que 500 millones de personas que viven actualmente morirán por causa del tabaco y de esas muertes la mitad ocurrirá a una edad prematura (entre los 40 y 60 años). Además de esto, lo más alarmante del consumo de tabaco es que un tercio de la población mundial joven de la edad de 15 años y más, ya fuma (100.000 niños y jóvenes se convierten diariamente en fumadores) y la edad de inicio de la adicción es cada vez más precoz.
La severidad del problema va más allá del daño ocasionado a su consumidor directo, pues llega a producir efectos nocivos, igualmente importantes en los que comparten el hábitat con el fumador y que se conocen como fumadores pasivos.
¿Como ayuda el ejercicio para dejar de fumar?
Diferentes estudios al rededor del mundo han evaluado esta pregunta y se han obtenido los siguientes resultados.
El ejercicio de moderada intensidad sirve para disminuir y evitar los síntomas después de la cesación del hábito de fumar; adicionalmente disminuye la intensidad del deseo de fumar y por ende de las recaídas en el hábito. Según el equipo de la University of Exeter, dirigido por el doctor Adrian H. Taylor, “deberían recomendarse dosis relativamente bajas de ejercicio para ayudar a los fumadores a controlar el deseo de fumar y los síntomas del abandono”. Así, varios estudios demuestran que el ejercicio reduce el deseo tanto, o más, que el chicle de nicotina.
El ejercicio triplica el tiempo que les lleva a las personas a encender el siguiente cigarrillo. Según estos expertos, lo más probable es que el ejercicio controle el deseo urgente de fumar; al reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Ejercicio y tabaco
El ejercicio vigoroso, combinado con tratamiento no farmacológico (conductual o cognitivo) o con tratamiento farmacológico (parches de nicotina) facilitan la cesación del hábito de fumar, mejoran la capacidad funcional y evitan la ganancia de peso en los que abandonan el hábito. Además aumenta el gasto calórico y adicionalmente modera la depresión y la ansiedad, disminuyendo los síntomas por deprivación de nicotina. El ejercicio disminuye la respuesta psicológica y fisiológica al estrés, llevando a los exfumadores a encontrar un comportamiento alternativo para combatir el estrés
Se concluye entonces que la práctica de ejercicio físico resulta una herramienta muy util por si sola o como complemento en la ayuda para dejar el habito del consumo de Tabaco; adicionalmente la practica de ejercicio físico en el estilo de vida desde temprana edad incrementa la probabilidad de que su efecto positivo persista en la edad adulta.